Diario de una resurrección

Huellas, recuerdos y sonidos

Bobby Jean

Published by Alejandro Nieto Alonso under , on 2.8.09


Quizá aún esté hechizado por lo que acabo de presenciar. Quizá estaba demasiado borracho. Quizá demasiado triste. O demasiado nervioso. Pero he llorado… otra vez, la enésima vez en estos siete meses. Pero esta vez fue distinto. Lo hice en público. Delante de mis amigos me derrumbé. Delante de 34.000 personas y ninguna se fijaba en mí. Sólo era uno más de los muchos que se derretían ante la poética música de Bruce. Es increíble lo que este hombre puede provocar con cuatro acordes, su voz grave y su pasión sin límite por la música y la poesía urbana. Llega al alma con sus historias de la América profunda, pero a la vez cercana porque también nos ocurren a nosotros. Son historias universales: huidas, fracasos, perdedores, inadaptados, aventureros, solitarios, viajeros, rechazos... o como la del adiós de Bobby Jean, la huida de una chica que no puede estar con los suyos porque se siente desplazada y cautiva en su propia vida en una ciudad gris y sin futuro.
Yo la echo de menos. Como a Bobby Jean. No puedo ocultarlo. Lo distinto ahora es que ahora comprendo que todo el mundo es libre, y nadie puede -nadie debe- llorar la pérdida de alguien que se ha ido por propia voluntad. Así es la vida, llena de grandes fracasos de los que hay que recuperarse para poder seguir viviendo. Lo contrario nos llevaría directamente al infierno. La vida de la America de Springsteen y la mía son parecidas. La aldea global muestra pequeños ejemplos de sentimientos universales.
Sin embargo, la espina que queda clavada bajo mi piel, casi hasta el alma, es que como la de Bruce con Bobby Jean: yo tampoco pude despedirme. Me hubiera gustado decirle adiós, me hubiera gustado decirle tantas cosas… que la echo de menos, que no la olvido, que siempre está presente en mis patéticos amaneceres, que aún sueño con ella, que todavía la espero o que aún lloro cuando escucho canciones como Bobby Jean….

Fui a buscarte el otro día a tu casa
Tu madre me dijo que te habías ido
Me dijo que yo tampoco podría haberlo evitado
Que ninguna palabra habría servido
Pero tú y yo nos conocemos
Desde que teníamos diecisiete años
Me habría gustado saberlo
Me habría gustado llamarte
Sólo para decirte adiós, Bobby Jean
Tú me comprendías cuando todos los otros
Se apartaban, me ignoraban
Nos gustaba la misma música, nos gustaban los mismos grupos
Nos gustaba la misma ropa
Sí, nos decíamos el uno al otro que éramos los más salvajes
Lo más salvaje que jamás habíamos visto
Me habría gustado que me lo dijeras
Me habría gustado hablar contigo
Sólo para decirte adiós, Bobby Jean
Caminábamos bajo la lluvia
Hablando del dolor que ocultábamos al mundo
Ahora no hay nadie, en ningún lugar, de ninguna manera
Que pueda entenderme como tú lo hiciste
Pero quizá estés en algún lugar de la carretera
En algún autobús o en un tren viajando
En la habitación de un motel habrá una radio sonando
Y me oirás cantar esta canción
Pues bien, si es así, sabrás que estoy pensando en tí
Y en todas las millas que nos separan
Sólo te llamo por última vez, no para que cambies de idea
Sino sólo para decirte que te echo de menos, nena
Buena suerte, adiós, Bobby Jean

5 comentarios:

Sahuaroo dijo... @ 22 de febrero de 2010, 7:32

creo que esta canción nos provoca lo mismo, un nudo en la garganta que solo él que se fue puede desatar.

Alejandro Nieto Alonso dijo... @ 27 de febrero de 2010, 14:10

Las despedidas bruscas y no esperadas dejan una profunda huella sí. Y de vez en cuando, también por sorpresa y sin previsión, cuando suena alguna canción como esta, florece en la memoria esa despedida sin adiós, esa huída sin avisar, esa pérdida dolorosa. No creo ya que ese nudo pueda desatarlo un regreso. Ya no lo creo. Un saludo Montmarttre

Víctor Sánchez dijo... @ 17 de mayo de 2012, 11:08

Acabo de ver a Springsteen en Sevilla. Y yo también lloré. Y me ha encantado leer este post.

Una puntualización.

Esta canción se la dedicó a Steve Van Zandt cuando dejó la E-Street Band.

Un saludo.

Alejandro Nieto Alonso dijo... @ 18 de mayo de 2012, 10:51

Hola Víctor, me alegro que te haya gustado el post. La interpretación de la música siempre es algo muy personal, pero está canción nos recuerda a todos los sentimientos a flor de piel de las despedidas.
No sabía lo de Steve Van Zandt, pero cuadra a la perfección, jeje.
Un saludo a ti

June dijo... @ 2 de julio de 2012, 22:11

Vi al Boss en directo por primera vez en mayo de 2012. También lloré. Es increible.

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