Diario de una resurrección

Huellas, recuerdos y sonidos

Olor a mandarinas

Published by Alejandro Nieto Alonso under , on 8.2.09


Cuando un final se convierte en un comienzo. Como en un círculo sin principio ni final, sin tiempo ni espacio, sólo un misterioso y lento instante en el que ya no hay movimiento interior, sólo vida y futuros truncados, o iniciados quizá.
Zahara aún no tiene disco. No le ha hecho falta para triunfar. Internet es masivo, rápido, barato y si el producto es bueno no habrá ningún problema. Pero me niego a calificar a Zahara como producto. Las sensaciones que te vienen a la cabeza cuando la escuchas van más allá de un simple producto de fábrica tipo triunfitos, melodys o bisbales. Dolor, ilusión, ganas, fugacidad, remembranzas, fuego, rincones, magia, optimismo, tristeza, curiosidad, infancia, inocencia, genialidad... todo eso es Zahara y seguro que mucho más.
Olor a mandarines es un ejemplo. La dulzura con la que viste de voz sus canciones no oculta el terrible dolor de sus letras, las dramáticas vivencias que sostienen sus versos y el placer inmenso de sentirse vivo a pesar de los baches del camino. Olor a mandarinas me tocó de lleno el corazón en un momento cruel, injusto y amargo. 'Con las ganas' podría resumir mejor mi estado de ánimo, pero su crudeza es brutal, es demasiado directa... Pero Olor a mandarinas es más sutil, busca metáforas, imágenes y olores que representan ese "momento de irnos". Además, aún busca una luz en la oscuridad, una ventana abierta en un rascacielos, un diminuto grano de arena en el desierto del amor cuando habla de "retrasar el momento", de "prolongar el encanto de vernos". Todo un himno al desamor, al vacío de los amantes desdichados e infelices y a la amargura de los desencuentros.
Y luego está el "No quiero un final feliz, sólo quiero serlo", un impactante resumen de la vida. Sin más. Sólo serlo. ¿Tan complicado es?

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