Perdóname
Published by Alejandro Nieto Alonso under Poesía on 13.2.09
Ya son las tres
Y aún no he podido comer
esa pequeña historia de amor,
quizá sea ese pertinaz martilleo
de aquella voz en la oscuridad
Y ese nombre,
Lucía,
Lucía,
Lucía...
Una y otra vez lo intento
recordar cada beso
cada movimiento de sus dedos
con un cigarro
o el murmullo tenaz de sus ojos
siguiendo cada línea de tinta,
cada renglón de instantes
Pero la olvido
como los sueños nocturnos
o el número de su presencia
Supongo que todo estaba destinado.
Incluso ya conozco ese frío
del teléfono
y la mirada huidiza.
El dolor es más dañino
en la exasperante intimidad
de una discusión inútil
Y el silencio, más profundo
en el vocabulario absurdo
de las hipócritas jornadas de trabajo.
Los pies se me congelan
desde esta noche solitaria
y ya sólo recuerdo
su mano olvidada en la mía
al bajar del autobús.
Y aún no he podido comer
esa pequeña historia de amor,
quizá sea ese pertinaz martilleo
de aquella voz en la oscuridad
Y ese nombre,
Lucía,
Lucía,
Lucía...
Una y otra vez lo intento
recordar cada beso
cada movimiento de sus dedos
con un cigarro
o el murmullo tenaz de sus ojos
siguiendo cada línea de tinta,
cada renglón de instantes
Pero la olvido
como los sueños nocturnos
o el número de su presencia
Supongo que todo estaba destinado.
Incluso ya conozco ese frío
del teléfono
y la mirada huidiza.
El dolor es más dañino
en la exasperante intimidad
de una discusión inútil
Y el silencio, más profundo
en el vocabulario absurdo
de las hipócritas jornadas de trabajo.
Los pies se me congelan
desde esta noche solitaria
y ya sólo recuerdo
su mano olvidada en la mía
al bajar del autobús.
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