Diario de una resurrección

Huellas, recuerdos y sonidos

Sálvame

Published by Alejandro Nieto Alonso under on 21.3.09

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Sálvame

Sálvame de mi voz de dudas

de plazas repletas de gente

de las flores amargas del adiós

sálvame del enero ardiente

del fuego, de las gritos del dolor

de los silencios del pasillo

y la horrible resaca del amor

Sálvame

Sálvame de mis discos rayados

de recuerdos sin planchar

y mis viajes al pasado

sálvame de mí, dame paz

y por favor ahógame

en besos, lágrimas, en un mar

de dulces palabras

de sonoros abrazos

y profunda serenidad

Sálvame

del abismo de mi ausencia

del entierro de mis últimas verdades

de la angustia de no tener paciencia

de obsesiones negras y soledades

Sálvame del tiempo que se escapa

sin tenerte aquí a mi lado

de las noches que me empapan

con gemidos de mi pecho acelerado

Sálvame de las barreras que existen

entre mis ojos y tu rostro

de las voces que hoy te piden

que abandones a este loco

sálvame de ti, dame fe

y por favor empújame

a tus brazos sin pedir porqués

acúname con tu risa corriente

vísteme con tu piel de magia y átame

a tus labios para siempre


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¿Qué puedo ofrecer?

Published by Alejandro Nieto Alonso under , on 14.3.09


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Tú me das esperanza, presente

yo, pasado, angustia, rarezas

tú, amor propio, vida, sutileza

yo, amor breve, pasión sin control

tú, sinceridad, deseo, optimismo

de verdad, ¿qué puedo ofrecerte yo?

Tú me das un sendero que seguir

yo, un camino oscuro y borroso

tú, palabras que acarician

yo, un misterio hasta para mis ojos

tú me das un llanto de calor

quizá lágrimas de autocomplacencia

una colección infinita de errores

un universo de complicaciones

un cielo plagado de nubes grises

Pero me preguntas qué puedo ofrecerte

con mis bolsillos vacíos de amor

quizá locura, un beso cada mañana

quizá música, un verso en cada rincón

una ráfaga de dulzura, otra de azar

puedo darte un abrazo sincero

un pretexto para compartir, besos sin ropajes

un alma, la mía, miedos sin maquillaje

el sueño de mejorar a cada instante

la verdad de ser como soy, sin trampas

la humilde gratitud de sentirse amado sin máscaras

puedo ofrecerte un hombre leve y libre

puedo darte mi última confianza

puedo regalarte amor sin desgana

hambre de complicidad, deseo de amar

te ofrezco tiempo, porque yo no quiero perderlo

en desamores amargos ni en mentiras de verdad

te ofrezco lo único que tengo: mi soy y nuestro seremos


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Noches infinitas

Published by Alejandro Nieto Alonso under on 14.3.09

No sé lo que falló

o no quiero verlo

el tiempo es flexible

el pasado es libre

el presente es absurdo sin aquel ayer

el ser y el haber sido

se confunden en mi oído

como ponzoña e incoherencia

Me gustaría susurrarte palabras que el ayer

no pueda llevarse

que queden suspendidas

en una vida sin tiempo

en un momento eterno

en un inmenso instante de razón

en el pequeño latido de tu corazón

No sé si el mañana curará

si el soñar contigo servirá para olvidar

o recordar aún más tu voz iluminada

y tu sombra acecha cada rincón mínimo que conquisto

cada almohada en la que lloro

cada intento de escapar de tu calle

Me gustaría malgastarte en noches infinitas

que jamás disuelvan tu imagen

y quedemos suspendidos, los dos

en una vida sin tiempo

en un momento eterno

en un inmenso instante de razón

en el pequeño latido de tu corazón


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Nuestro primer viaje

Published by Alejandro Nieto Alonso under on 14.3.09


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Me asustan los pronombres

el yo, el tú, el nosotros

todos son fantasmas ahora

de una realidad sin sentido

Nuestro primer sueño

fue compartir el tiempo

ser nosotros para siempre

un universo propio

único, singular y plural a la vez

creíble, eterno y real

pero lo real es ahora ella

ahora sólo aquella

y el presente soy yo

quizá sólo dolor

Nuestro primer viaje

fue de plazas, fotos en blanco y negro,

hostales, mentiras y deseo

un deseo antiguo de ser uno

y de haber siso antes, mucho antes

Pero me acorralan los pronombres

me arañan por dentro

mientras miedoso cierro los ojos de mi yo

y veo nuestro primer momento

la primera vez que dijimos no

a nuestra singularidad

mientras abríamos el viento

a la terrible responsabilidad

de compartir el viento

a la alegre fugacidad

de comenzar nuestros recuerdos



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Como un fan

Published by Alejandro Nieto Alonso under , , on 5.3.09

No podía faltar en la banda sonora de mi vida. Sé que empecé, en mi primera adolescencia, escuchando a Led Zeppelin, a Siniestro Total, a Ilegales, a Barricada, Guns n’ Roses, Metallica… Me gustaban. No puedo negarlo. Si querías pertenecer a una tribu y no ser un excluído tenías que escuchar ese tipo de música y ocultar que también escuchabas a Hombres G (algún día hablaré de ellos), a Sabina, a Serrat, a Perales (sí a Perales), a Bon Jovi, a Mecano, a Tears for fears, a OMD y a Elton John, entre otros muchos. El oído y, sobre todo, el conocimiento, la percepción y la sensibilidad, se fueron asentando lentamente, a la vez que nacía una nueva expresividad rítmica que se acoplaba mejor a mi manera de evolucionar. Los solos de guitarra brutales de Led Zeppelin o los más dulces pasajes de Dire Straits pasaron a coger polvo en uno de los últimos estantes del rincón musical de mi cabeza.

No me averguenzo de escuchar a La Casa Azul, tampoco de haber sido un apasionado de Siniestro Total o Barricada. Pero en las canciones de mi vida no hay hueco para ‘Ayatola no me toques la pirola’ o ‘No hay tregua’. Ya no me llenan a pesar de haberlas escuchado con una pasión real y sincera.

Pero La Casa Azul es un vehículo que expresa mejor mis sentimientos. Tiene grandes canciones y en todos ellos la dualidad es su mejor arma. Por un lado su música divertida, pop, efervescente y rítmica, que a la mayoría de la gente echa para atrás en cuanto suenan dos compases. Y por otro sus letras, de una amargura que choca con la música. Letras siempre plagadas de adolescencia eterna, de amores imposibles, de desengaños, de decepciones y de una sensibilidad juvenil que a mí siempre me recuerdan episodios concretos de mi vida. Su paralelismo conmigo es el billete que me hace volar a su lado. El pánico atroz a los escenarios de Guille Milkyway, el único componente de La Casa Azul, su falta de confianza disfrazada con el patetismo de sus letras y sus continuas alusiones a sus amores platónicos y sus fracasos me convierten en el personaje de sus canciones. Y eso ya es mucho.

Como un fan fue la primera canción que escuché de La Casa Azul. Y quedé impactado. Así sigo desde hace ya tres años. Sé que me tachareis de loco si afirmo que mi evolución musical debía pasar por este punto tarde o temprano. Pero si amas el ‘Barco a Venus’ de Mecano por qué no puedes emocionarte con las trompetas y trombones que dan aliento a ‘Como un fan’ en algunos de los pasajes de esta extraordinario canción.

Además, el desamor es mi especialidad. No hay nada más pop que enamorarte de alguien que pasa de ti, que te toma a risa, a juego, y llegas a un punto en el que te conviertes en su particular fan. Una estrella inaccesible que se divierte a tu costa. Ella jugaba y tú te enamorabas.

¿No te ha pasado? Pues a mí sí.



¿Qué quieres que te diga?
¿Que mi vida va genial...?
¿Que todo transcurre tal y como lo pensé...
tal cual, sin más?
¿Que todas mis decisiones
pasan por un autotune de aciertos...?
Qué mas da...
Si no lo vas a escuchar
 
¿Qué quieres que te diga?
¿Que escogiste lo mejor...?
¿Que ya no quedaba amor...?
¿Que no me merecías porque eras lo peor?
¿Que tengo mil ilusiones?
¿Que ya no queda ni un gramo de pena?
 
Qué mas da...
Nunca supiste escuchar
 
¿Qué quieres que te diga?
¿Que el tiempo va a mejorar?
¿Que el gobierno esta fatal?
¿Que el barça hoy ha vuelto a pinchar?
 
¿Qué quieres que te diga?
Que sin ti no puedo más,
Que mi vida se rompió cuando te fuiste sin pensar que...
 
Nunca, nunca más me iba a recuperar
Porque cuando tu jugabas yo creía
Que lo que hacías era amar
Y mientras,
Yo me enamoraba como un fan
De tu voz, de tus amigos, de tu ropa
Y de tu manera de mirar
 
¿Qué quieres que te diga?
Que prefiero pasear por la playa
Y escuchar a Billy Joel o quizás a Ben Folds Five
Porque sé que tu los odiabas
No eran suficientemente indies
Qué mas da...
Tu siempre fuiste lo más
 
¿Qué quieres que te diga?
¿Que el trabajo no esta mal?
¿Que cerraron el local donde solíamos tocar?
¿Que quieres que te diga?
Que me arrancaste el corazón
Y hoy se te ocurre venir a pedir perdón
Después de un siglo o dos...
 
 
Por cierto, no puedo por menos que poneros otro video de otra canción que me apasiona. Con las mismas texturas que la anterior.


Corrientes circulares en el tiempo

Published by Alejandro Nieto Alonso under , , on 5.3.09

Siento insistir con Los Planetas pero su magia aún me persigue y golpea en mi cabeza cada vez que escucho sus acordes. Hay una película, Before the rain, del macedonio Milcho Manchevski, de 1994, que terminaba con una frase inquietante y que me dio mucho que pensar:
“El tiempo nunca muere, el círculo nunca se cierra.”
La película trata del conflicto macedonio en la guerra de los Balcanes, pero en el fondo intenta decirnos que todos tenemos que tomar decisiones aunque no nos guste. La vida no se frena y tú estás en un bando, aunque no quieras, y eso ya es tomar parte.
Así, hay veces que tomas decisiones, intentando hacerlo bien, creyendo que es lo correcto y lo más racional. Otras, te dejas guiar por tu instinto, y casi siempre terminas cagándola. El caso es que no puedes esquivar la toma de decisiones. Siempre están ahí: ¿me levanto de la cama o no? ¿voy a trabajar o me fingo enfermo? ¿Cómo carne o una ensalada? ¿me voy a vivir con mi novia o me quedo solo? ¿me arriesgo a hablar con ella o me mantengo a la espera?
Tú mismo conformas tu propio guión vital y no puedes dar vuelta atrás. Una idea que maneja y detalla a la perfección Milan Kundera en La insoportable levedad del ser. Somos tan infinitamente leves que de poco vale la experiencia. Todo es nuevo cada vez. Cada paso será diferente al anterior. Cada decisión es inamovible. Nadie puede volver atrás. De ahí radica toda mi obsesión por los viajes en el tiempo.
¿Qué harías si pudieras vivir tu vida otra vez recordando todo lo de la anterior? ¿Y si volvieras a repetirlo? Esta idea ya está plasmada en un libro, altamente recomendable: Volver a empezar, de Ken Grimwood, el libro que me hubiera gustado escribir. Y en mi situación vital actual, aún más (je je je).
La idea del círculo es, por tanto, una contradicción, y a la vez una atractiva posibilidad. ¿Todo se repite? La historia dice que sí. Insiste en advertirnos que el verdadero conocimiento, la clave de nuestra vida futura, está en el estudio del pasado. Ya, ya. No sé. Doy vueltas a esa idea y no termino de encajarla, pero por soñar que no quede.
Los Planetas hablan de adicción a la droga. Lo sé. Me da igual. Mi canción habla de otra cosa. De momentos perdidos. De una chica que tuve en la punta de mis dedos, de los recuerdos dulces de antaño, de los cambios obligados por las decisiones, de los sacrificios que siempre traen consigo esas decisiones (a veces terribles)… Y también me habla de lo injustas que pueden ser esas decisiones erróneas –acertadas en su inicio- algo que resume de un modo excelente la estrofa final de la canción, que siempre me araña por dentro: “Eso no es para mí, quiero mi parte de lo bueno […] Será mucho pedir, pero es lo menos que merezco”.
La canción me recuerda una chica. Como no. Una persona que tuve entre mis dedos, y como la arena del desierto, se escurrió entre ellos hasta quedarme con muy pocos granos, insuficientes siempre. Quiero más, siempre quise más.
¿Por qué es tan difícil la vida? Yo quiero repetir de nuevo, desde el principio por favor…


Una vez, si mal no recuerdo,
me tenías en la punta de los dedos.
Las secuelas de los viejos días
estarán conmigo el resto de mi vida.

Me quedé dormido un momento
y los valles se cambiaron por desiertos
por obra y gracia de El que controla el firmamento,
El que decide que ande perdido en corrientes circulares en el tiempo,
El que transforma los diamantes en quejidos y lamentos,
El que se encarga de que salgas y que yo me quede dentro.

Asustado, sintiéndome enfermo,
como una temporada en el infierno.
Intentando ver una salida,
encontrando más problemas todavía.

Todo esto que jamás podré comprender,
lo que obtuve a cambio de intentar hacerlo bien.
Eso no es para mí, quiero mi parte de lo bueno.
Quiero que estés aquí, quiero tenerte dando vueltas a mi lado todo el tiempo,
en nueve órbitas concéntricas y yo estar en el centro.
Será mucho pedir, pero es lo menos que merezco.